Celebrando la fe y la tradición en honor al santo de las causas difíciles.
Zacatecas, Zacatecas – En un emotivo homenaje a la devoción y la tradición, el grupo de danza de San Judas Tadeo celebra 13 años de servicio ininterrumpido. Sergio Quiroz, danzante y matlachín, es uno de los pilares de este grupo que, con fe y dedicación, ha mantenido viva una tradición que se remonta a generaciones.
“Nosotros danzamos a San Judas Tadeo por tradición, por fe, y por todo lo que nos da, tanto Dios como San Judas Tadeo”, comenta Sergio. Hace 13 años, en un día como hoy, se inició la danza que lleva el nombre del santo, y desde entonces, cada año, el grupo se reúne para honrarlo. La danza no solo es una expresión de devoción, sino también un agradecimiento por los milagros y favores recibidos.
El grupo de danza de San Judas Tadeo comenzó como una iniciativa independiente de Sergio y su hermano, quienes decidieron emprender su propio camino después de haber sido parte de otro grupo. “Mi abuelito y mi señor padre también fueron danzantes”, explica Sergio, destacando la importancia de mantener viva la tradición familiar. “Aquí estamos las generaciones, y desde ahí, pues estamos vigentes, echándole ganas”.
Para Sergio, ser danzante es una experiencia profundamente gratificante. “Es una emoción muy grata, muy emocionante, transmitir alegría y ese ímpetu que el ritmo te va conllevando”, dice. La danza no solo es un acto de fe, sino también una forma de conectar con el público, de hacerles sentir la pasión y la devoción que los danzantes ponen en cada paso.
La vestimenta de los matlachines es un elemento distintivo que refleja la rica herencia cultural de Zacatecas. “El matlachín se caracteriza por sus huaraches de vaqueta, el guaje y la flecha”, describe Sergio. Cada elemento del atuendo tiene un significado especial, desde las grecas que representan los algoritmos de comunicación de los Zacatecos, hasta el guaje que simboliza las antiguas prácticas de cacería.
El grupo de danza de San Judas Tadeo está compuesto por entre 25 y 30 elementos, incluyendo niños, adultos y personas mayores. “Estamos revestidos de todo, desde niños hasta los más grandes”, señala Sergio, subrayando la diversidad y la unidad del grupo. Esta mezcla de generaciones asegura que la tradición continúa viva y fuerte, transmitiendo su legado a las futuras generaciones.