Cien años de enlazar la esperanza: la Escuela Militar de Transmisiones, el alma invisible del Ejército

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ESPECIAL/MAS Comunicación

En un mundo donde la comunicación lo es todo, la Escuela Militar de Transmisiones (EMT) se erige como el corazón tecnológico del Ejército, la Fuerza Aérea y la Guardia Nacional. 

Desde hace 100 años, este plantel ha formado a miles de oficiales cuyo trabajo, aunque pocas veces visible, resulta vital: asegurar que la voz de un mando llegue, clara y segura, hasta el último rincón del país, incluso en medio de desastres o conflictos. 

“Es un orgullo dirigir esta escuela justo en su centenario”, afirma el coronel Francisco Alfonso Vázquez Cruz, director del plantel. Hoy, más de cuatro mil oficiales —incluidas 53 mujeres egresadas— han llevado a la práctica una misión crítica: que ninguna operación militar fracase por falta de comunicación.

Mucho ha cambiado desde los días del código Morse y los primeros radios analógicos. Ahora, las y los cadetes se gradúan como licenciados en Tecnologías de la Información y Comunicaciones, y están entrenados en sistemas satelitales, radiocomunicación digital y cifrado de datos. 

La seguridad de las comunicaciones es prioritaria, explica el coronel Vázquez Cruz. “Lo que más les inculcamos es que toda comunicación debe ser segura. La labor de los oficiales de transmisiones es vital: sin ellos, los mandos quedarían aislados”

Esta función se vuelve aún más crítica en escenarios como el Plan DN-III, donde tras sismos o inundaciones, ellos restablecen los enlaces para coordinar la ayuda. “Ahí no hay otra forma de comunicarse. Nuestros radios nos permiten enlazarnos desde donde sea”.

El legado de la EMT también se honra en figuras como el sargento primero Carlos Maximiliano Gutiérrez Ruiz, quien en 1944 formó parte del Escuadrón 201, encargado de mantener la comunicación entre las aeronaves y el personal de tierra durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque no participó en combate directo, su papel fue esencial para el éxito de las misiones. 

Fallecido este 3 de mayo, a los 100 años, su historia sigue viva entre las paredes del plantel, como ejemplo de que la disciplina, la preparación y el compromiso pueden cambiar el curso de una operación.

“La EMT no solo forma técnicos, forma líderes”, enfatiza Vázquez Cruz. Su responsabilidad, asegura, es mantener viva esa historia, seguir forjando generaciones que, como los oficiales del pasado, estén preparados para garantizar que, en cada operación, en cada emergencia, la comunicación nunca se rompa. 

En cualquier momento, ellos son quienes aseguran que México nunca se quede en silencio. Esa es su misión. Ese es su legado. Y por ello, su lema sigue más vigente que nunca: “Por la Ciencia y el Progreso de México”.

-FGA/MAS Comunicación-

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