Después de meses de calma, los niveles de COVID-19 en Estados Unidos están aumentando significativamente, especialmente durante las vacaciones de invierno. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), este incremento llega tras un inicio lento de la temporada de virus respiratorios. Durante octubre y noviembre, los niveles de contagio estuvieron entre los más bajos registrados, pero comenzaron a repuntar a principios de diciembre, alcanzando niveles altos a mediados de mes.
Los datos de los CDC indican que, en la semana que terminó el 21 de diciembre, el COVID-19 circuló casi tres veces más en comparación con los niveles registrados a principios de mes. Este aumento afecta a todas las regiones del país, con un repunte especialmente notable en el Medio Oeste, donde los casos son casi el doble de los registrados en otras áreas.
El Dr. Michael Hoerger, investigador de la Universidad de Tulane, describió este aumento como una “oleada silenciosa” que ha tomado por sorpresa tanto a la comunidad médica como a la población en general. Este comportamiento estacional contrasta con años anteriores, cuando los picos se presentaban más temprano, a finales de noviembre y principios de diciembre.
El fenómeno ha generado preocupación no solo en Estados Unidos, sino también en México. El infectólogo Alejandro Macías advierte que es probable que en las próximas semanas se observe un incremento en los casos, debido al flujo constante entre ambos países y la naturaleza altamente contagiosa de las variantes actuales.
Es intensa actividad de COVID-19 actualmente en los Estados Unidos. Se estima una de cada 50 personas infectadas. En México lo sentiremos dentro de algunas semanas. https://t.co/JNKQ8Os5pp
— Alejandro Macias (@doctormacias) January 1, 2025
Los expertos recomiendan a la población mantener medidas de prevención, como el uso de mascarillas en espacios cerrados, evitar aglomeraciones y, en la medida de lo posible, completar el esquema de vacunación o aplicar refuerzos. Estas acciones serán cruciales para evitar una ola similar a la que actualmente enfrenta Estados Unidos.
Con la llegada del invierno, el aumento de casos refuerza la necesidad de no bajar la guardia frente al COVID-19, recordando que la pandemia sigue representando un desafío a nivel global. La vigilancia y la acción preventiva son esenciales para proteger a las comunidades y evitar colapsos en los sistemas de salud.