Fresnillo, Zacatecas.- La vida de un jornalero agrícola es realmente desafiante y está marcada por sacrificios significativos. Estos trabajadores a menudo deben dejar sus hogares y familias para buscar oportunidades en tierras lejanas, enfrentándose a condiciones de vida precarias. Su objetivo principal es mejorar la situación económica de sus familias, aunque a menudo no logran obtener el salario justo que buscan.
Un ejemplo claro es el de los grupos wixárika provenientes de la sierra de Jalisco que se desplazan a tierras fresnillenses con la esperanza de encontrar mejores condiciones laborales. Desafortunadamente, estas expectativas no siempre se cumplen. Durante una entrevista, un joven jornalero compartió su experiencia, explicando que la necesidad lo obligó a buscar empleo lejos de su hogar. Actualmente, trabaja en la cosecha de cebolla, donde recibe solo 20 pesos por arpilla, un pago que apenas le permite cubrir sus necesidades básicas.
Cada año, cientos de trabajadores agrícolas se trasladan al Mineral a partir de febrero para dedicarse a la agricultura, una labor que se extiende hasta septiembre. A pesar de sus esfuerzos y la ardua labor que realizan, muchos jornaleros siguen luchando por obtener un salario digno que les permita mejorar su calidad de vida y la de sus familias.