Plateros, Fresnillo.- Cerca de 6,000 devotos del Santo Niño de Atocha arribaron al Santuario de Plateros, en lo que se ha convertido en una tradición de más de 100 años.
La peregrinación, iniciada por en la década de 1920, ha pasado de generación en generación, consolidándose como una de las más antiguas y significativas de la región. Según relatos familiares, sus iniciadores se inspiraron en otras peregrinaciones mientras transportaban carbón a Fresnillo y decidieron organizar su propia comitiva desde Villa de Cos. Desde entonces, la imagen original del Santo Niño ha sido restaurada y sigue siendo el símbolo de esta ferviente manifestación de fe.

En este marco de tradición, Conrado González y su familia han repartido por 25 años una reliquia de gorditas de horno a los peregrinos, brindándoles alimento y un gesto de hospitalidad en su llegada al santuario. La idea nació al notar que, tras caminar desde la madrugada, los fieles necesitaban algo más que café. Así, las tradicionales gorditas de queso y frijol se convirtieron en un elemento infaltable de esta festividad religiosa. Con más de un siglo de historia, la peregrinación de Villa de Cos a Plateros sigue fortaleciendo la fe y la comunidad de sus participantes.