La vida de Mari del Socorro Castañeda, pepenadora con nueve años de experiencia en el relleno sanitario, se ha vuelto cada vez más difícil.
A pesar de las arduas jornadas laborales, su ingreso ha disminuido notablemente debido a la caída en los precios del material reciclable y los costos del permiso que debe pagar semanalmente. Mari, quien trabaja desde las 6:00 a.m. hasta las 4:00 p.m., apenas logra obtener entre 100 y 150 pesos diarios, principalmente de la recolección de botellas de plástico y vidrio.
Esta situación no solo afecta su estabilidad económica, sino que también añade una carga emocional y física significativa a su vida, especialmente al ser viuda y tener que cuidar de sus dos hijos y un nieto.
María del Socorro, a pesar de enfrentar numerosos desafíos, continúa con su labor con gran determinación. La falta de recursos y protección adecuada, como se evidencia por el uso exclusivo de guantes para manejar desechos, refleja la dura realidad de quienes trabajan en el sector de reciclaje informal.