De enfermera a paciente: cómo Ana María enfrentó el cáncer de mama y ganó 

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Fresnillo, Zacatecas.-  Ana María Ayala Robles, una sobreviviente victoriosa del cáncer de mama, comparte su inspiradora historia de lucha y superación. Todo comenzó cuando, un día, notó una pequeña bolita en su seno derecho, acompañada de pequeños puntitos. Sin embargo, no le dio importancia en ese momento. Fue un año y medio después cuando acudió al ginecólogo debido a un dolor en el brazo que le impedía moverlo. Los estudios revelaron la devastadora noticia: cáncer de mama en etapa dos. 

Afortunadamente, los médicos le informaron que el cáncer estaba encapsulado y no había metástasis. Esto permitió que Ana María comenzara su tratamiento de inmediato. Durante el proceso, recibió seis sesiones de quimioterapia antes de someterse a una cirugía para extirpar su mama afectada. Después de la operación, fue trasladada a la Ciudad de México para recibir 15 sesiones de radioterapia, con las que finalmente pudo erradicar la enfermedad. 

Aunque logró superar el cáncer, Ana María deberá continuar tomando medicamentos durante los próximos 5 años para evitar que la enfermedad regrese. A pesar de la dureza del tratamiento, destaca el amor y el apoyo que recibió de su familia y amigos, lo cual fue clave en su recuperación. “Nunca me sentí sola”, recuerda. 

Ana María es enfermera de profesión y, durante su maestría, estudió profundamente sobre el cáncer de mama. Irónicamente, fue diagnosticada mientras realizaba esta especialización, lo que le permitió conocer aún más sobre la enfermedad y enfrentar su situación con una perspectiva diferente. “Lo veía como un examen práctico”, comenta. 

Hoy, Ana María tiene un mensaje claro para todas las mujeres: “No debemos dejar las cosas para después”. Ella enfatiza que, al notar la bolita en su seno, debió haber acudido inmediatamente a un profesional. Insiste en la importancia de la detección temprana, pues este pequeño retraso podría haber cambiado drásticamente el desenlace de su historia. 

Su experiencia es un llamado a la prevención y a la autoexploración, recordando a todas las mujeres que escuchar a su cuerpo puede salvarles la vida. 

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